Mixomatosis Uterina

La miomatosis uterina es la presencia de uno o varios tumores benignos formados por fibras musculares del útero

Miomatosis Uterina

Introducción

La miomatosis uterina es la presencia de uno o varios tumores benignos formados por fibras musculares del útero (matriz) y se considera la tumoración más frecuente del aparato genital femenino. También se le  denomina leiomiomas o fibromas uterinos.
La palabra mioma deriva de: mío (músculo) y  oma (bola o tumor).
 
Se ha encontrado que hasta el 50% de las mujeres en edad reproductiva (15-45 años)  presentan miomatosis uterina; sin embargo, sólo del 20 al 25% presentan sintomatología.
 

¿Cuál es el origen de los miomas?

Se cree que son causados por una excesiva estimulación de los estrógenos (hormonas que se producen en los ovarios), que actúan sobre una o varias células de las fibras musculares del útero susceptibles a responder en forma exagerada, dando lugar a la proliferación desmedida y la formación de tumores.
 

¿Qué relación tiene con los niveles de estrógeno?

Se piensa que es un tumor estrógeno-dependiente, ya que crece durante la edad reproductiva y en ocasiones revierte o disminuye en la menopausia cuando ya no hay el estimulo estrogènico.
 

 ¿Por que se dice que es una tumoración benigna?

Porque a diferencia del cáncer, su crecimiento está limitado a un solo órgano (útero) y no tiene    la capacidad de liberar células que, al ser transportadas por la corriente sanguínea o linfática, darían lugar al desarrollo de tumores en otros órganos distantes (metástasis).
 

Factores de riesgo:

• Edad: Es más frecuente durante la 4ª y 5ª décadas de la vida (30 a 49 años), ya que es, en esta etapa en la que hay mayor tiempo de exposición a un estímulo estrogènico.
• Raza: Es más común en la mujeres negras que en las blancas y más en las orientales que en las sajonas.
 
• Paridad: Mientras más embarazos a término, menor frecuencia de miomatosis. Esto probablemente  se  deba al efecto protector de la hormona progesterona, que se mantiene elevada durante el embarazo. De ahí que sea frecuente observar miomatosis en mujeres con esterilidad, que han retrasado la edad de su primer embarazo, o en las que no han deseado tener hijos. Si existe un embarazo, hay que valorar con mucho cuidado el crecimiento y localización de los fibromas, por la posible alteración que pueda producir en la madre o el  feto.
 
• Obesidad: Por cada 10 kg. de exceso de peso, aumenta el riesgo de padecer miomatosis en un 21%, ya que el tejido adiposo produce una hormona semejante a los estrógenos (estrona), que pudiera estimular el desarrollo de los miomas.
 

Factores de protección:

• Multiparidad: A mayor número de hijos, menores probabilidades de miomatosis.
• Uso de anticonceptivos: Sobre todo aquéllos basados  únicamente en derivados de la   progesterona por ejemplo, Depoprovera y norplan.
• Tabaquismo: Esto se cree que es debido a cierto efecto antiestrogénico causado por las substancias existentes en el tabaco (aunque no lo recomendamos).
 

Tipos de miomas

Por lo general se localizan en el espesor de la pared uterina (intramurales); sin embargo, pueden crecer hacia el exterior del órgano (subserosos) o hacia el interior de la cavidad uterina (submucosos); existen otras localizaciones poco comunes: cervicales (en el cuello de la matriz), intraligamentarios (dentro de los ligamentos que sostienen al útero) o incluso miomas parásitos, que son aquéllos que al ir creciendo van tomando el aporte sanguíneo de estructuras vecinas, pudiendo incluso llegar a quedar completamente separados del útero.

Sintomatología:

Dependerá en gran medida de la localización, tamaño y número de los miomas.
Subserosos: Su sintomatología se relaciona con la compresión a órganos vecinos. Si comprimen la vejiga, pueden dar síntomas de infección urinaria (ardor al orinar, micción frecuente y en poca cantidad, etc.), o incluso incapacidad para contener la orina. Si comprimen al intestino grueso podrán ocasionar constipación, colitis, dolor durante la evacuación o incluso oclusión intestinal. La compresión sobre las arterias o venas de la pelvis condicionará el desarrollo de varicosidades, inflamación de miembros inferiores o sensación de dolor y de pesantez en las piernas.
 
Intramurales: Interfieren con la contractilidad uterina, comprimen los plexos venosos y arteriales y, a la larga, condicionan la presencia de menstruaciones prolongadas y abundantes, sangrado ínter menstrual y dolor durante la menstruación, además de estar relacionados en muchos casos con esterilidad.
 
Submucosos: Deforman el interior de la cavidad uterina y son los que con mayor frecuencia  ocasionan aumento en el sangrado menstrual (hiper-poli menorrea) además de cólicos. Son un importante factor causal de esterilidad y pueden crecer tanto que salen a través del cuello uterino (miomas abortados).
 

Diagnóstico:

Se detectan en primer lugar por las molestias que ocasionan, principalmente aquéllas relacionadas con sangrado menstrual excesivo, dolor pélvico y sensación de pesantez.
La exploración bimanual clínica es el segundo paso para un diagnóstico adecuado, pudiendo detectarse un crecimiento uterino exagerado o la delimitación de la tumoración. De ahí la importancia de que la paciente haya vaciado la vejiga antes de la exploración y de que se encuentre en una posición cómoda, con los músculos abdominales completamente relajados, para permitir un examen adecuado.
 
Siempre que se sospeche la presencia de miomas, está indicada la realización de un ultrasonido pélvico, lo que permitirá determinar las dimensiones del útero, así como el número, localización, tamaño y relación del (o los) miomas con estructuras cercanas.
 
Si después de los puntos anteriores existe alguna duda diagnóstica, se podrá recurrir a otros estudios de gabinete como son: histerosalpingografía, tomografía axial computarizada,  y realizar diagnóstico diferencial con algún otro tipo de tumor benigno o maligno de la cavidad abdominal.
 

Tratamiento

El tratamiento  dependerá de la sintomatología que la paciente presente, del tamaño, localización y número de miomas que tenga y, de cada caso en particular. De acuerdo a lo anterior, se decidirá el manejo siguiente:
 
Miomectomía: Consiste en la resección  únicamente de los miomas a través de una incisión en la pared abdominal (si son tumores de gran tamaño) o mediante cirugía de mínima invasión como lo es la laparoscopia. Esta miomectomía se indica siempre que la paciente tenga deseos de embarazos futuros y sea menor de 35 años.
 
Histerectomía: Es la extirpación total del útero, también a través de una incisión abdominal o por cirugía laparoscópica. Será el procedimiento de elección en aquéllas que no deseen tener más hijos, estén cerca de la menopausia o si el crecimiento tumoral ha sido muy acelerado.
 
Tratamiento hormonal: Se pueden utilizar hormonas inhibidoras de la producción de estrógenos en forma “paliativa” (es decir, mientras se decide el camino a seguir) o si existe alguna contraindicación para realizar los procedimientos anteriores, también se utilizan si se desea disminuir el tamaño de los tumores previo a la cirugía o si coexiste endometriosis severa. El éxito del tratamiento médico- hormonal es menor del 10%.
Hay que mencionar que el “quitar la matriz” no significa ningún cambio en la vida sexual, ya que la vagina no se modifica y tampoco aparecen cambios hormonales, debido a que los ovarios habitualmente no se alteran ni modifican su función por la operación. Existen mitos que vale la pena comentarlo en la consulta.
 
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